Monday, November 23, 2009

La Paz desenredando el Caos


La Paz y Sus 3,800 Momentos Después de haber estado en las ciudades principales de Colombia, Ecuador y Perú, piensas que de pronto ya no falta mucho que conocer de lo que constituye una capital (de facto o no), pero me equivoque. Quede entusiasmada nuevamente recorriendo las calles con el Proyecto MUCOV. Las plazas, sus circunvalaciones, sus calles llenas de vendedoras de todo, el pan por cada esquina abierto para tus ojos, las humitas, la quínoa, y ante todo las empanadas y salteñas que aunque provienen de raices Argentinas pero ahora son el algo emblematico y mas Paceño que el Yaaaaaahhhhhhhh que cantan a final de cada expresiona. Los colores de La Paz empiezan a salir desde el aire que respiras, el color de su altura, el gris de la lluvia que no se decide si viene o se va con el sol, y después el aire se mezcla con los aromas de las calles y el plateado de las rocas, las esquinas con su vejez acumulada, y la gente con su propios tonos y auras de su día a día. Que Diversidad! Mujeres con polleras por toda parte, sus trenzas negras y largas como el camino de noche para llegar al Nevado Huayna Potosi . Los rostros de las y los bolivianos son tan variados como la flora y fauna de Sudamérica. Las características andinas predominan al mestizaje, y la modernidad se cruza con lo tradicional tan sutilmente que no sabes si los ojos son de una mirada antigua o de un mañana por venir. Es evidente que la política y el ímpetus que ha surgido en el pueblo compuesto de mujeres y hombres tienen reconocimiento de esta diversidad dado que Bolivia se considera un Estado PLURINACIONAL y hay que destacar que esto no es muy común en Latinoamérica. Va, pero hay tanto mas que analizar y decir sobre todo los procesos que estan hirbiendo en la cazuela del cambio aqui en Bolivia que nos tocaria quedarnos todo el 2010 para documentarlo...
La ciudad te impresiona por su sorprendente caos. Es rápida pero todo se mueve lento: él trafico, las filas, las llegadas, las partidas. Las montañas le dan todo el cuerpo a la urbe, El Alto es la garganta, sus calles las venas, el cielo su piel. El horizonte de sus calles es frecuentemente interrumpido por lo vertical de su arquitectura. Las subidas y bajadas retan a tus pulmones y músculos a adaptarse a andar sobre los 3,800 metros de altura. La Paz es una paz urbana que te invita conocer los rincones y curvas de su laberinto de momentos… Estuvimos hospedadas con Julieta Parede y Victoria Aldunante de la Comunidad de Mujeres Creando Comunidad nos invitaron a un taller sobre el Feminismo Comunitario de lo cual aprendimos mucho sobre la propuesta del feminismo autónomo y comunitario que se ha ido construyendo desde una mirada que parte del contexto Boliviano. Fueron tardes de mucho compartir y aprender de las experiencias de estas mujeres que llevan un trayecto largo de trabajo muy fuerte politicamente y que continúan luchando por un cambio político y social desde las bases comunitarias y por supuesto desde una mirada muy feminista. Y entre entrevistas y andadas por La Paz con unas buenas amigas/kuatas/parceras/compañeras nos ensimismamos en muchos momentos inolvidables. Momento de noche
Hacia la media noche buscábamos en donde disfrutar de buena música y ambiente. Así llegamos al as puertas de Tetekos, un local muy conocido lleno de una diversidad de visitantes que parece una sopa de artesanos, extranjeros, locales perdid@s, forasteras encontradas, músicos y artistas, anomia@s transitando como conocidas, y como de punto final nosotras. Bailamos, nos sentamos, dialogamos, escuchamos, miramos y disfrutamos de todo lo que percibíamos, sentiamos, y pensabamos. En momentos nos quedábamos en el pensamiento transitorio de tratar de ubicar y entender las historias que llegaban a nuestra mesa. Una chica inglesa que dice que un chico la robo, el chico que dice que la inglesa le fue infiel, un hombre ebrio por el amor y la traición, otro celebrando su cumpleaños con amigos y amigas que daban vueltas por la pista, otra chica extranjera hablando de su compra de un vehículo en Chile que no puede sacar del país porque no es chilena que tenia un tenedor como anillo, un chico que me contaba sobre el asesinato de su mama, y así se cruzaban destinos y historias al son de un buen reggae mientras participamos en la configuración de esa dimensión única. Frase favorita de la noche: “Creo que Tetekos es un punto energético”-Leo Cavernícola. Momento de Día Estábamos esperando que saliera Silvia (a quien ibamos a entrevistar para el Proyecto MUCOV), de su trabajo como abogada en el Ministerio de Trabajo pero no salía. Estábamos sobre la puerta lateral del edificio al la par de un kiosco de confiterías. El Kiosko (muy comun por toda La Paz) tiene de todo: dulces, chocolates, chicles, jugos, agua, y muchas veces tambien te ofrecen un teléfono publico. Mientras observaba los detalles de ese kioso o mire a una niña hermosa con cabello rapado, con un vestido de color amarillo de verano, zapatos rotos y un cuaderno en la mano izquierda. Su madre realizaba una llamada, o más bien intentaba porque no le contestaban y levantaba, marcaba, y colgaba. Este acto se repitió una docena de veces. La niña esperaba y su altura quedaba justo enfrente de la primera hilera de dulces. Que tentación para una niña que parecía y no tener mas que seis ciclos solares de vida tener que estar justo cara a cara con las golosinas. En eso, mire que se alzo el cuaderno justo para que le tapara la mirada sobre su cabeza. Ojeaba por encima, con los ojos casi mirando hacia el cielo a la dueña del kiosco quien estaba sentada al fondo de toda su izquierda. Cuando ella alzaba el cuaderno sobre su cabeza era imposible ver lo que la mano diestra hacia. Así la pequeñita podría aprovechar con y agarrar unos caramelos, metérselos a la boca y derretirlos mientras su mama repetia la llamada. Mi sensibilidad a esto no me permitía analizarlo como un robo, mas bien quede impresionada por la delicadeza con la cual la niña alzaba la mirada tan sutilmente para asegurarse que la dueña del kiosco no la pillara, y como velozmente cogía los dulces y se los metía a la boca como quien se roba un pedacito del pastel del cumpleaños de alguien mas. La mama seguía marcando y marcando a alguien que no contestaba y en eso la dueña con su intuición de vendedora miro a través del cuaderno que la niña se estaba comiendo sus dulces! La pequeña fue regañada y humillada. La madre colgó al fin el teléfono dada por vencida de que no lograría hablar y cogió su bastón. La niña con lágrimas gigantes chorreando sobre su rostro inocente cogió a su madre de la mano y partieron. Alli, mientras partian madre e hija me di cuenta que no habia percibido semejante realidad: la niña era los ojos de la madre pues su madre no es vidente me di cuenta que yo había presenciado algo grande. La propia madre de la niña nunca miro lo que sucedió, nunca miro con que gusto su hija disfrutaba el caramelo en la boca, nunca miro o escucho el regaño de la dueña del kiosco, nunca miro las lágrimas de su hija. Momento de mañana Cada par de días salíamos al mercado para comprar verduras, frutas, y cualquier necesidad alimentaría. Las frutas en su gran diversidad están de lado a lado por las calles de Sagurnaga y Murillo. Allí las naranjas, papayas, sandía, palta (aguacate), higos, cebollas y ajos tienen un reinado cada uno mientras que la reina vendedora despacha. Estábamos antojadas de jugo de naranja y decidimos ir a comprar las frutas frescas. Le pregunte a la dueña “Cuanto cuestan las naranjas?”. “Ocho por veinticinco”, me respondió, pero no le entendí. Ocho naranjas por 25 pesos?, me pregunte a mi misma y para aclarar le volví a preguntar, “Cuanto me dijo?” “Son 25 naranjas por ocho pesos,” me respondió ya sin mucha simpatía. En eso mire que había toronjas (pomelos) y decidí preguntar el precio. La señora no me respondió. Le volví a preguntar y me miro y me ignoró de frente. No percibía yo su actuar entonces le hice la tercera pregunta que fue la final, “Señora no me va a vender?” “NO,” me dijo sin mas ni menos. ¿! QUE?! En eso me puse a reír. La señora había decidido que como yo no entendía el precio ella no me iba a vender. Lógico. Yo jamás había vivido algo así. tan claramente firme. Me fui a buscar naranjas a otro lado con risa y una mirada de esas que nos sabes si sentirte ofendida o sentir una gran admiracion por la soberbia...
La Paz fue un nido inolvidable. Las personas que nos ayudaron a entender ese contexto se merecen nuestro agradecimiento profundo! Gracias Leo, Eugenia, Julieta, Victoria, Los Artesanos, Las Mujeres que trabajan en El Solario, Las vendedoras en el mercado! Y GRACIAS A LAS MUJERES QUE SE UNIERON AL PROYECT@ MUCOV!
CHIO Y GLADYS MARFA Y EUGENIA!


Entre otros enredos y experiencias aquí va nuestra acostumbrada frase llena de violaciones a la gramática castellana: Memoria USB de 16gigas pirata y la pelea con la vendedora sobre la calle comercio, soberbia andina y el derecho de no venderle a alguien así nomas, colectivo a Las Delicias en Villafatima que no pasa los domingos desde el centro, taxista abusivos, empanadas sobre empanadas, palta con pan el las plazas, Cholitas Luchadoras en los afiches, electrónicos baratos en la calle Eloy Salmón y el regateo de diario en todo lugar para comprar no pagar precio de gringo, conversaciones con Silvia sobre conocimientos esotéricos, visita a Tiawanaku, ir a Coroico y deleitarse con las cascadas de naturaleza a naturaleza.
La Paz: con todo tu caos nos sentimos armonizadas y con muchas ganas de volver a estar a tu altura!

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