Tuesday, August 11, 2009

El Recorrido en el Huayhuash (EN ESPAÑOL)

Cruzando los 8 cielos del Huayhuash y buscando los 3 Burros de Fanny Era un viernes por la tarde, un día y medio después de haber regresado de estar cuatro días en un trekking dentro del Parque Nacional Huascaran en la Cordillera Blanca del Perú. Habíamos dicho que jamás repetiríamos estar bajo los 2 grados de temperatura, que no estábamos hechas para la nieve, y que en fin, éramos chicas de la ciudad y que extrañábamos las comodidades de los baños, de duchas con agua caliente, y de el abrigo que te ofrecen las paredes urbanas de restaurantes y hogares. Sin embargo estábamos tristes por haber perdido la memoria que contenía unas 900 fotos de todo el trayecto del trekking conocido como Santa Cruz durante nuestra visita al campo arqueológico de Chavín. Lamentábamos no tener la evidencia tangible de que caminamos hasta los 4,800 metros de altura, de que pasamos por lagunas turquesas y color esmeralda y de que nuestros cuerpos habian sobrevivido el frio que nos colorio de morado los labios. En fin, ya era viernes y teníamos un par de horas para entrevistar a Fanny Carrera, la asistente del guía que nos acompaño durante todo el trekking. Nos había inspirado mucha confianza esa mujer joven de tan solo 19 años, quien mostraba una alegría contagiosa. Admirábamos su capacidad de aguantar el frió, de caminar si exhaustarse siempre manteniendo una sonrisa encantadora a toda hora. Un día antes habíamos acordado que la entrevistaríamos y justamente estábamos sacando las cámaras dentro de su habitación cuando empezó a mostrarnos fotos de Huayhuash, uno de los recorridos más populares en el mundo que justamente se encontraba a unas 5 horas de donde estábamos (Huaraz). Fanny nos hablo sobre su historia en las montañas, y nos explico que descendía de un papá quien fue parte del grupo de pioneros que abrieron el camino del Huayhuash Trekking casi unos 40 años atrás. Mirábamos las fotos y los ojos de Fanny brillaban con orgullo mientras nombraba en Quechua a los nevados, las Lagunas, y los pasos entre la Cordillera del Huayhuash. Dijo que ese recorrido se hace en un mínimo de 8 días, pero eso sí, caminando duro, firme, y sin retrasos.
Al escuchar todo eso mientras miraba las fotos, recordé que habíamos perdido todo nuestro registro fotográfico del trekking de Santa Cruz, y pensé que jamás lo volvería a repetir dado que el frió me había convertido en una heladería miserablemente humana y además no teníamos otros $200 dólares para volverlo a repetir. Me duro cinco segundos el lamento cuando de repente salió como flecha de cazador al corazón de la presa mi voz fuerte dirigida hacia Fanny, “¿Que necesitamos para ir y cuanto nos va a costar?!?!”. Fanny me miro e inmediatamente nos pusimos hacer cuentas, a llamar a su Papá y coordinar la salida. “Burros, necesitamos alquilar unos burros para mañana. Yo seré arriera y guía", dijo Fanny con una certeza reafirmada. Salimos corriendo de nuevo al centro de Huaraz y ya eran las 7 de la noche. Teníamos solo un par de horas para prepararlo todo, empacar los bolsos, reservar puestos en el bus para salir a las 5am al Pueblo de Llamac, comprar comida, buscar guantes de lana, etc.etc.. No quedaba nada de tiempo para pensar si estábamos actuando lógicamente, si en verdad queríamos volver a ese ambiente del frió penetrante…No para eso no había tiempo, teníamos que planear un viaje y las tiendas iban a cerrar! Nos dividimos, dos salieron hacer las compras del alimento, y yo corrí a buscar la agencia para cancelar los boletos que ya habíamos comprado para salir a Lima esa misma noche. ¿Pero íbamos a pasar ocho días en más frió, en temperaturas de -2 grados, y a caminar sobre terreno montañoso con piedras, y nieve sin tener zapatos adecuados ni abrigos para ese clima? Bueno, sí pero ya que estuviéramos en esas condiciones tendríamos tiempo de reflexionar, ahora estaba con la adrenalina en mi conciencia y mi cuerpo solo corría a adelantar los preparativos. Carolina me miraba, un poco preocupada por mi impulsividad y lo único que le dije fue, “Somos tres mujeres capaces de hace todo lo que nos proponemos, y ahora tengo que comprar una memoria nueva para poder tomar muchas fotos del viaje. Esto será inolvidable”.
Día 1 La Salida de Llamac Llegamos a Llamac a las 11am directo a la casa de los progenitores de Fanny. Nos esperaban con un almuerzo de papas y queso. Su Mamá a nos miraba un poco sorprendida pero con una tranquilidad que solo suele acompañar a las mujeres sabias y humildes. El Papá de Fanny como todo un experto, saco los burros que cargarían nuestras pertenecías y empezó a acomodar las cajas de nuestros alimentos. Mientras le explicaba a Fanny como cargar los burros, cuales cajas eran para cual burro, y como hacer los nudos que aguantarían el peso durante todo el camino, nos miraba como insinuando que también nosotras tendríamos que entender las instrucciones. Para asegurarse de que los Burros no se perderían entre otros, el Papá de Fanny decidió marcarlos con pintura de aerosol de color naranja brillante. Nos reímos mucho diciendo que ya estaban marcados y que el Burro 1, 2, y 3 acompañarían a las tres locas por todo el Huayhuash con mucha seguridad. Listas para las montañas, mirando hacia el frente de los nevados que nos esperaban, salimos con bufandas, guantes, y casacas una sobre la otra a las 1:40 de la tarde. Caminamos cinco horas el primer día hasta llegar al primer campamento en donde nos recibió Jovanna, la hermana de Fanny. Ella estaba cuidando una manada de borregos y permanecía meses en la puna ya muy acostumbrada al frió. Armamos la carpa, cocinamos pasta y dormimos. Era la primera noche y creímos que los burros habían quedado bien amarrados.
Día 2 El frió penetrante Despertamos a las 6am y los burros no estaban en donde los habíamos dejado. Fanny busco en las cercanías de nuestra carpa y no encontró nada. Entonces empezó a gritarle a Jovanna quien bajo de su casita y nos ayudo a ubicarlos. A las 9:00 a.m. ya estábamos empacando y Fanny se encargo de cargar las cajas mientras Carolina y yo nos adelantábamos. Fue un día largo en lo cual subimos hasta la cima de la montaña más cerca, pasando casas con tejas de paja, corrales hechos únicamente de piedras, caminando sobre pasto color amarillento con verde seco, mientras nuestros zapatos acumulaban tierra y nuestros dedos resistían entumirse por el frió. ¿Qué estábamos haciendo? Esa pregunta me paso por la mente pero no le di voz ni tiempo, ahora solo quería decirle a las montañas que cuidaran nuestros pasos, que ya estábamos en su umbral y que buscábamos hacerle homenaje a su belleza. Pasamos el campamento de Mitucocha y llegamos hasta Carhuacocha a las 6pm. Este día logramos ver La Laguna Carhuacocha que nos dejo boquiabiertas. Al llegar, solo nos sentamos en la orilla de la laguna, guardando silencio para no interrumpir la belleza que entraba por nuestros ojos.
Día 3 Huayhuash Salimos a las 9am y sabíamos que hoy sería un día más fácil que el anterior. Tuvimos la fortuna de despertarnos temprano y deleitarnos con el amanecer que se reflejaba sobre lo blanco del nevado que cubría con su sombra el azul de la Laguna Carhuacocha. Al mirar esas imagines casi surreales, supe que todo esto valía la pena, que todo lo que habíamos caminado y el tremendo frió era pequeño comparado con la enormidad de la belleza natural. Además, eran las 6 de la mañana y ya habíamos olvidado el cansancio de ayer pues el frió nos ayudaba a anestesiar el dolor. Las primeras tres horas fueron difíciles dado que era de subida, y la altura necesita mucho espacio en el cuerpo que se resiste a la fuerte presión de la gravedad. Pasamos por el Nevado de Siula que esta a los 4,800m. Al descender de la cima caminamos otras 3 horas y pasamos por las champas que están sobre charcos de agua y que reflejan un verde fuerte como el de las junglas más fértiles. Parecían hechas de un sueño creado por la imaginación de una artista japonesa que buscaba darle vida a un lugar en donde se pudiera meditar mientras el cielo nacía debajo de nuestros pies. Estábamos deslumbradas con el paisaje y siendo las tres solteras (y a la orden) nos dijimos que en esos momentos todo el placer necesitado entraría por las pupilas hasta llegar al corazón de nuestra existencia. Llegamos a las 4:30pm felices de no tener que armar la carpa de noche. Afortunadamente unos de los "tíos" de Fanny (En Llamac todos se conocen y es costumbre que la gente se refiera a los conocidos como tíos y tías), nos ayudo a cuidar a los burros y los guardo en un corral seguro. Estaríamos tranquilas por la mañana.
Día 4 Viconga y Al fin nos Bañamos A las 6am ya estábamos preparando todo y Fanny como buena arriera, empezó a cargar los burros. Era el cuarto día del viaje y ninguna de las tres se había lavado la cara que ya tenía diferentes niveles de sedimento acumulado. El primero era grasa, seguido por sudor, bloqueador solar, polvo, tierra, y finalmente otra capa de protector solar. Creo que cuando sonreíamos se marcaban las líneas de expresión de la misma forma que una cerámica se parte bajo el pincel que le dibuja una figura. Preparábamos nuestra salida y estábamos recogiendo la basura en una bolsa de plástico cuando se acerco una mujer entre los 48-54 años de edad. Una amiga de la República Checa que conocimos en el campamento le tomo una foto entonces yo también me anime y le pregunté si me daba permiso de fotografiarla. Acepto. Cuando acerque el lente de mi cámara (Nika) note que la mujer de piel trigueña, vestida con ropa de lana, un sombrero negro y una sonrisa de sabia muda tenía unos ojos de verde claro que hacían ver a su piel más oscura mientras ellos se esclarecían con el contraste. Le dije que sus ojos eran hermosos y ella me miro directo a los míos y me dijo con un español mezclado con acento quechua, “Tú me has mirado a los ojos. A ti no te va a pasar nada”. Me quede muda por dos segundos y me reconforto saber que no me iba a pasar nada aunque no sabía a lo que se refería. Luego sentí unas ganas de abrazarla y lo hice. Así, sentí que su protección la había recibido y que sus palabras ya estaban sobre mí como el ángel de la guarda al cual hace tiempo yo no invocaba. Este día fue hermoso y pasamos la Laguna Viconga , divisamos unas caídas de agua y estábamos ansiosas de poder finalmente lavarnos la cara, nuestros cuerpos, y de quitarnos la ropa para entrar a los Baños Termales. No podríamos creerlo que estaríamos en medio de la montañas repletas de frió y nieve mientras podíamos disfrutar de agua extremamente caliente que salía sobre las piedras del monte. ¿Cómo puede la naturaleza crear tantos contrastes mientras su belleza no pierde el equilibrio?
Día 5 Guanacpatay y la Explosión interrumpida A las 6am nos preparábamos para salir ya limpias y renovadas oliendo a menos sudor bestial. Nuestros trajes de baños estaban congelados y nos dio risa poder sostenerlos verticalmente como que si fuesen hechos de plástico grueso. Salimos a las 8:30 dirigiéndonos hacia Guanacpatay. Pasamos la Punta del Cuyoc (5,000m) y después bajamos sobre una montaña polvorosa que nos dejo amarillas y polvorientas hasta en la cabeza. Fue inevitable no caernos, deslizarnos y bajar de la misma forma que lo hacen las criaturas en la resbaladera de los parques. Habíamos llegado a la mitad del camino cuando admirábamos el día tan hermoso que brillaba con el sol sobre el cielo azul y ausentado por las nubes y niebla. Entonces decidimos que deberíamos de aprovecharlo todo y subir al Mirador de San Antonio. Nos sentíamos fuertes, invencibles y berracas!
No sabíamos lo que nos esperaba. ¡¡¡Que subida!!! Casi moríamos de cansancio y solo mirábamos hacia lo alto y divisábamos más, y más subida, más tierra que se tragaba los zapatos, más polvo en la cara y menos fuerzas a cada paso. Lo único que nos hacía reír era escuchar a nuestro amigo de Ecuador gritar, ¡CHUCHA! ¡Qué subida! ¡Joder Tío!
Al llegar, gritamos ¡MIERDA!!! Por dos razones: La primera porque queríamos recordarle al cuerpo que no se muriera de cansancio y la segunda por la belleza que nos esperaba tranquilamente en ese espacio debajo de los 5,300 metros . Valió la pena. Lagunas, y nevados alineados con una perfecccion que causa un mutismo hipnotisado. Solo la mirada tiene derecho a hablar.
Bajar de esa cima fue más fácil pero no sin multiplicadas caídas. Eran las 4pm y todavía nos faltaba mucho para llegar al campamento. Caminábamos y caminábamos pero no lo encontrábamos. ¿Será que nos equivocamos? ¿En dónde estabamos? Empezó a oscurecer y aun nuestra vista no alcanzaba a reconocer carpas ni a personas en el horizonte. En un instante se nos apaciguo toda preocupación cuando miramos hacia atrás y notamos que una luz amarillenta salía por encima de las montañas. Era la presencia de una Luna llena que nos daba la bienvenida. Fue increíble mirar como en el crepúsculo, bajo el azul agrisado y sobre el café color a miel oscura salía una redonda cara plateada que era más grande que cualquier pensamiento humano. Allí se termino el tiempo y como un embrujo nos dejamos guiar con la luz de la luna hacia en donde intuíamos que se encontraba el campamento. Llegamos de noche pero bien iluminadas. Armamos la carpa y empezamos a preparar la cocina. Yo me encargué de conectar la estufa al cilindro de gas cuando al intentar abrirlo se desplomo! ¡GAS! ¡GAS! Fanny llego inmediatamente a intentar cerrarlo pero fue imposible. El gas se estaba saliendo con una presión fuerte produciendo un sonido similar al que producen las mangueras de los bomberos que buscan calmar las llamas del fuego! No podíamos detenlo y sabíamos que iba a explotar semejante cosa. Me imagine todo el campamento debajo de una llama de fuego entre el amarillo y el azul que producen el gas y el oxigeno en la atmósfera. Me quería desmayar. Fanny corrió gritando que todo iba a explotar. Pensé en nuestras cámaras, en las FOTOS y solo empecé a gritar en ingles y español por la desesperación y por tratar de prevenir una catástrofe, ¡Apaguen el FUEGO!!! Apaguen las velas! ¡Nadie prenda fuego! ¡Salgannnnnn! No sé cuantos minutos o segundos pasaron pero salieron las demás personas y unos “tíos” de Fanny nos ayudaron a tapar el cilindro. Fuimos muy afortunadas. La chica de la carpa de al lado había dejado su estufa encendida y yo acompañe a Luís (el Ecuatoriano) a apagarla. No paso a mayor cosa pero el susto nos duro un buen rato. Nos reimos sin sentir alegria, solo un alivio para espantar el gran espanto que nos sacudio sin tocarnos. Antes de dormir recordamos que la señora de los ojos verdes me había dicho que no me iba a pasar nada. Era otra noche a la intemperie y la luna brillaba sobre nuestras vidas. Sentí que la muerte ya había pasado y que había decidido no quedarse a campar cerca de nosotras.
Día 6 HUATIAC ¿Estaremos seguras? Era ya de costumbre antes de saludarnos con un “buenos días” preguntar, ¿y los burros? Eran las 6am y no los mirábamos cerca de nuestra carpa. Al fin los encontró Fanny y salimos a las 9am. La mayoría del camino era de bajada y estábamos orgullosas de que ya habíamos pasado la mitad del recorrido y que estábamos todas animadas, juntas, y con la moral por los cielos. Estábamos reconociendo que éramos un poco locas y atrevidas y dialogábamos sobre los comentarios que nos hacían los hombres que cuidaban los campamentos, y los otros arrieros que acompañaban a los grupos de turistas. Nos reíamos porque habían dicho “Nunca hemos visto a una mujer arriera (refiriéndose a Fanny), y otros decían “Que valientes, ustedes solas como arrieras, guías, y cocineras, y como caminan!” Sabíamos que no era común que una mujer arriara a tres burros en Huayhuash y le decíamos a Fanny que de pronto ella era la pionera! Al fin llegamos a Huatiac. No había nadie en ese campamento. Sería la segunda vez que nos quedaríamos solas y estábamos un poco nerviosas. Fanny nos había contado que dos años atrás en ese mismo lugar habían asesinado a una pareja por robarles sus valores. Estábamos un poco pensativas y no había nada más que la sombra de las montañas y los burros quien nos acompañaba. Empezamos a cocinar dado que Fanny tenía un antojo insaciable de papas fritas cuando de repente miramos que un señor se acercaba a nosotras. Caminaba lentamente, como desganado y mantenía la mirada hacia nosotras y nuestras cosas. Lo saludamos cuando estaba cerca pero no nos respondió. Tenía un perro color marrón, flaco, y hambriento que le hacía compañía. El señor pasó por nuestra carpa y siguió su camino lentamente. Empezó a subir la montaña pero no sin antes volver a mirarnos. Repitió ese mismo acto varias veces. Caminaba, giraba su cabeza hacia a tras, nos miraba, pausaba y volvía a repetir su actuar. Nos dio escalofrió sentirnos sujeto de su mirada sin saber que intenciones guardaba. A demás, nos preocupaba que haya bajado de su camino solo para pasar cerca de nosotras y después volver a subir. Era absurdo que bajara si tendría que subir de nuevo. Nos hizo pensar en que quería robarnos y sospechábamos que volvería de noche para atacar. Terminamos de comer las papas fritas y empezamos a hacer un plan de acción. Piedras, navajas, y vigilancia. Estábamos vulnerables pero nos creíamos valientes y habíamos decidido que nos íbamos a defender pase lo que pase! Después de un rato llegaron nuestros amigos Luís y Karolina, Les contamos del señor y acordamos que estaríamos pendientes toda la noche. Dormimos con el cuchillo en mano, dos piedras y con el sueño a la defensa.
DIA 7 ¿Y LOS BURROS? ¿Y los burros? Era la primera pregunta de cada mañana. No había dormido bien toda la noche. Escuchamos a los burros rondar la carpa y cada una se ponía alerta a cualquier sonido de la noche. Ya había amanecido y Fanny salió al baño a las 5am y no había visto a los burros. A las 6 a .m. estábamos todas de pie y nos pusimos a buscarlos, pero no aparecían! Preocupadas nos dividimos a buscarlos. Fanny se regreso a una hora de camino buscando huellas o rastros de los benditos 1,2,y 3 pero regreso sola y abrumada. ¡Seguro que ese señor se los robo! Nos dieron las 9am, y con rabia, cólera, y angustia no lográbamos calmarnos. No podíamos salir sin los burros. ¡Nos costaría una fortuna pagarlos! ¿Por qué es tan mala la gente? Pensábamos que no nos merecíamos esto, que éramos buenas personas, que el karma no era justo! A las 10am Fanny y yo subimos por la última loma para ver si de pronto se encontraban escondidos por el otro lado. Allí estaban el Burro 1,2, y 3 con sus manchas artificiales todavía sobre su cuero cabelludo. Sentí un alivio y a la vez unas ganas de gritarles en buen y sutil Castellano lo que me habian hecho sentir. Ellos estaban tranquilos echados sobre el pasto, saboreándose el sol y la tierra que les daba más color a la blancura de su pelo. Al fin podíamos empezar a empacar y ya era muy tarde y este dia teníamos que nuevamente pasar por dos pasos, Tapush y (4,800m) y Yauche (4,800m). Salimos con unas ojeras pesadas y negras, y nos habia djado físicamente agotadas la GRAN búsqueda de nuestros burros. Llegamos a Jahuachocha a las 5:30pm. Habíamos caminado como locas moribundeando sobre el polvo, desfilando en hilera con caídas, jadeando sobre cada paso y sintiendo hambre sin tenerla mientras cada una se quejaba de dolor de estomago o de diarrea. Esa noche nos preparamos un caliche (mezcla de varias yerbas medicinales con alcohol puro) y dormimos sin saber si éramos masa amorfa o una extensión de las rocas inmóviles.
Día 8 Laguna Solteracocha y el FIN Era el octavo día y ya estábamos culminando el trekking de los ocho cielos del Huayhuash. Fuimos a ver la Laguna de Solteracocha (la más vieja y la más alejada). Era otro día de mucho caminar y estábamos tristes de que pronto nos tendríamos que despedir. Salimos del campamento a la 1:30 después de haber ido a visitar el sitio en donde había caído un avión hace años dejando a 28 muertos desaparecidos entre la nieve y avalanchas.
El camino fue muy pesado. Subida y más subida. Bajada y más bajada. Subida y bajada y más bajada antes de otra subida. Llegamos finalmente a Llamac a las 6pm. Estábamos cansadas, con los pies hinchados, las uñas quebradas y negras de tierra, con hambre y con sed. Teníamos cuatro días de acumulación de grasa y polvo en los rostros. Esa noche y al fin dormimos en una cama en la casa de los padres de Fanny así sucias como quien acaba de revolcarse con unos gallos de pelea.
Había tomado 1,000 fotos y me sentía satisfecha. Las tres mujeres locas y los tres burros lograron recorrer los 8 cielos del Huayhuash que normalmente se hace en 10. Sabíamos que vivir esta experiencia era inevitable. Llámenle impulsividad o locura pero yo le llamo valentía!
Pd. Si quieres conocer a Fanny y retarla a otra aventura contactala:

4 comments:

  1. Hola mujeres:
    Aunque no escriba con frecuencia las pienso muchas veces. Ya veo que este último recorrido estuvo lleno de retos y regalos para tres chicas fuertes y sensibles. Me alegro de leer sobre la aventura.
    Un abrazo muy grande,
    Maira
    (por cierto, ¿hay algún sitio más en la web donde se puedan ver mejor las fotos?)

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  2. Gracias Tocaya! Y pronto pondremos albums en la web para que vean mas fotos. besos.

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  3. Valentía: Esfuerzo, arrojo. "Muy valiente" : palabras que se ajustan perfectamente a estas tres mujeres por las cuales siento admiración y pido que les siga yendo muy bien en su recorrido, y algún día si Dios me dá el tiempo poder hacerlo también..las felicito

    Liliana Gómez Ángel.

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  4. Que bonito que todavia exsitan almas nomadas y libres que registren las realidades de nuestros pueblos americanos y tambien nos regalen esos hermosos paisajes que sus ojos han visto.
    Mucha suerte y muchos mas pasos.

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